Había una vez una pequeña aldea pintoresca. Era un buen lugar para vivir, salvo por un problema. La aldea no tenía una fuente de agua a menos que lloviera. A fin de solucionar este problema de una vez por todas, el alcalde y los residentes del pueblo decidieron realizar un contrato a fin de tener un suministro de agua fresco y continuo.
Dos hombres del pueblo se ofrecieron para proveer agua limpia y fresca a la aldea. El alcalde sondeo a los residentes del pueblo y decidió contratar a ambos hombres. Pensó que un poco de competencia mantendría precios bajos y aseguraría un suministro más seguro de agua.
El primer de los dos contratistas, Pedro, salió de inmediato a comprar dos baldes de acero galvanizado y empezó a correr en el sendero que conectaba el pueblo con el rió, lo cual estaba a dos kilómetros de distancia. Inmediatamente, Pedro comenzó a ganar dinero laborando desde el amanecer hasta la tardecer cargando el agua del río con los dos baldes de acero.
Pedro vaciaba los baldes en un depósito grande de concreto que los residentes de la aldea habían construido.
Todas las mañanas, Pedro se levantaba antes del resto de los residentes del pueblo, a fin de asegurarse que habría suficiente agua para cuando los residentes la necesitaran.
Era un trabajo duro, pero Pedro estaba muy feliz por estar ganando dinero y por tener uno de los contratos exclusivos para suministrar el agua al pueblo.
El segundo contratista, Fernando, había desaparecido por un tiempo. Nadie lo vió durante dos meses, lo cual hizo muy feliz a Pedro ya que no tenía competencia. Pedro estaba ganando todo el dinero. Pero Fernando tenía otra estrategia.
En vez de adquirir dos baldes de acero para competir con Pedro, Fernando había escrito un plan de negocios ingenioso, formó una sociedad anónima, vendió 10.000 acciones a varias inversionistas para financiar su proyecto y regresó al pueblo después de dos meses con un equipo de construcción profesional.
Al cabo de 6 meses, su equipo había construido una tubería de acero inoxidable de grán tamaño que conectaba la aldea con el rió. El día de la inauguración de su tubería moderna de agua potable, Fernando anunció a los residentes que su agua sería más pura que la de Pedro.
En su estudio de mercadeo, Fernando supo que habían algunos reclamos debido a suciedades en el agua de Pedro. Fernando también anunció que podía proveer al pueblo con agua pura las 24 horas del día, siete días a la semana.
En cambio, Pedro sólo podía entregar agua los días hábiles...él no trabajaba los fines de semana. Tenía que descansar y recuperar su energía para poder trabajar duro de lunes a viernes. Más encima, Fernando anunció que él cobraría un 75 por ciento menos que Pedro por su agua de mejor calidad y fuente más fiable.
Los habitantes del pueblo aplaudieron después de la presentación de Fernando y de inmediato corrieron hacia los grifos conectados a la tubería de Fernando.
Para poder competir, Pedro bajó sus precios en un 75 por ciento, compró dos baldes más, les puso tapas y empezó a cargar 4 baldes por viaje al río, a fin de prestar un mejor servicio, contrató a sus dos hijos para que lo ayudaran por la noche y los fines de semana.
Cuando sus hijos fueron a la universidad, Pedro les decía, "Vuelvan pronto porque algún día este negocio será de ustedes."
Por alguna razón, sus hijos nunca regresaban después de la universidad. Pedro contrató empleados en forma eventual, y tuvo problemas de alta rotación debido al trabajo pesado.
Por otra parte, Fernando, el empresario sabio, se dio cuenta de que si este pueblo necesitaba agua potable, otros pueblos también podrían necesitarla. Refinó su plan de negocio, y salió a vender su sistema de distribución de agua pura, de alta velocidad y bajo costo, por mas de 1.000 pueblos del mundo.
Fernando sólo gana un centavo por galón de agua entregada, pero vendía miles de millones de litros de agua todos los días. Si Fernando trabaja o no, miles de sus clientes consumen miles de millones de litros de su agua, y todo el dinero ingresa en sus cuentas bancarias.
De cierto modo, Fernando había construido una tubería que le entregaba dinero a él, al mismo tiempo que agua pura a bajo costo a los pueblos. Fernando se hizo multimillonario y vivió feliz con su familia por el resto de su vida.
En cambio, Pedro trabajó duro por muchos años hasta que no pudo trabajar más por su estado físico deteriorado. Como consequencia, tuvo problemas económicos constantes hasta murió cansado y sin dinero.
- El Fin -
Es hora de preguntarse a sí mismo...
¿Estoy desarrollando una tubería o negocio que puede producir un flujo de dinero constante y seguro para mi y mis seres amados ?
o...¿Estoy trabajando duro cargando baldes de acero todos los dias sin construir absolutamente nada para mi futuro?
En otras palabras, ¿Estoy trabajando duro o estoy trabajando en forma inteligente?