NOTA DE VRedondoF :
Es una pena que PERSONAS como Arriortua acaben siendo "machacados".
Cuanto hubiera ganado GM si no le hubieran "PUTEADO" como le putearon ???.
Una pena que a PROFESIONALES de esta valia sean desaprovechados asi , es evidente que despues del accidente el se cansara y "tirara la toalla".
Ignacio López de Arriortúa había volado a Suiza para asistir a una de las habituales reuniones que los lunes se celebraban en la sede de Generals Motors Europa de Zurich. Sólo hacía seis meses que se había trasladado a la central de Detroit de la compañía norteamericana y ya se había convertido en el hombre clave del saneamiento de la empresa.El año 1992 le había servido para sentar las bases de su éxito y en 1993 vendría la consagración. Pero ese día debía cambiar su vida. Antes de regresar a Estados Unidos alguien muy importante le esperaba en el Hotel Sheraton del aeropuerto de Francfort. Era Ferdinand Piëch, que acababa de ser designado presidente de Volkswagen y que había pensado en López de Arriortúa como la persona adecuada para ayudarle a sacar a la empresa de una situación más que difícil. Su método para racionalizar los sistemas de producción le había convertido en el hombre estrella de un sector industrial que mueve billones de pesetas cada año.La propuesta era una bomba: dejar General Motors y saltar a Volkswagen.
Entre esa reunión y su fichaje definitivo por la firma alemana en marzo del año siguiente se dieron muchas circunstancias para que el empresario vasco adoptara una decisión que, con el tiempo, ha dado pie a uno de los mayores escándalos de la industria automovilística y que ha terminado, de momento, con su dimisión de la vicepresidencia de Volkswagen. Tres años y medio de guerra entre Generals Motors y Volkswagen, la decisión de una juez de Detroit de admitir y agilizar la demanda del consorcio americano y la caída de las acciones de la empresa alemana forzaron finalmente la renuncia voluntaria de Arriortúa, con una indemnización que algunas fuentes han llegado a cifrar en 1.000 millones de pesetas. A cambio, Volkswagen espera pactar la paz con su competidor.
Prácticamente desconocido hasta hace cuatro años, la presencia de este vasco, nacido en un caserío situado junto a Etxano y Amorebieta, en los titulares de prensa ha sido continua desde entonces. Primero, con su llegada a Detroit como vicepresidente de compras el día 1 de mayo de 1992. A continuación, con su polémico salto a Volkswagen. Y, finalmente, por todos los procesos judiciales en los que se ha visto envuelto.
Iñaki, como todavía le llaman en Estados Unidos, nació el 18 de enero de 1941. El trabajo de su padre, encargado de una fábrica en Izar, le marcó desde pequeño, y se matriculó en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao cuando terminó el bachillerato. Siete años después, el 28 de junio de 1966, salió de la Universidad doctorado en Ingeniería Industrial. De carácter muy familiar, su sueño hubiera sido trabajar en la misma fábrica en que lo hacía su padre. Sin embargo, acabó entrando en Idom, una empresa de ingeniería que a las pocas semanas le destinó en Laminaciones Echevarri. Un año después le ofrecieron trasladarse a La Junquera y trabajar en la autopista que debería unir Francia con Gerona. No aceptó porque suponía dejar el caserío y su entorno. La tierra, que al final de su larga carrera volvería a aparecer con fuerza, le marcaba.
De este modo, comenzó a trabajar en Cenemesa, que tenía la planta a unos veinte kilómetros de su casa y que poco después sería adquirida por Westinghouse. Fue ahí donde comenzó a destacar como organizador del trabajo, teniendo en cuenta las habilidades de cada uno de los operarios que rápidamente se sintieron conquistados por él. Pero esta promiscuidad con los trabajadores no gustó demasiado a los directores de la empresa y López de Arriortúa decidió cambiar de aires.
Su éxito en Basauri le hizo ganar prestigio dentro de Firestone, que potenció su asistencia a seminarios internacionales. En uno de ellos, alguien de General Motors se fijó en él
Dejó Westinghouse y se casó con Margarita Urquiza, hija del alcalde de Busturia, a la que había conocido en la playa. La boda se celebró en noviembre de 1969 y, tras el viaje de novios, Iñaki entró a trabajar en Firestone, en el departamento de desarrollo. En 1972, con la llegada a la dirección general de la empresa de Agustín Tellería, tuvo su gran oportunidad. Tellería encargó al joven ingeniero López que pusiera en marcha el método de trabajo Bedaux, que permitía organizar la producción de una forma más rentable. No fue fácil. Los empleados no admitieron cronometrajes e hicieron huelga de brazos caídos. Sin embargo, convencido de sus ideas, Superlópez solucionó el problema con una rápida negociación directa con los líderes del todavía encubierto sindicato Comisiones Obreras. La popularidad que consiguió entre los trabajadores de Firestone hizo que fuera respetado incluso durante la dura huelga de 1975, que duró tres meses. Los piquetes siempre permitieron el paso de López a su despacho en la fábrica.
Su éxito en la reorganización del trabajo en Basauri le hizo ganar prestigio dentro de la organización mundial de Firestone, que potenció su asistencia a seminarios y conferencias. Debió de ser en una de estas reuniones cuando alguien de General Motors se fijó en él. En 1979 los dirigentes de la marca en España, que se disponían a poner en marcha la factoría de Figueruelas, le ofrecieron el puesto de director de Organización Industrial. Aunque el sueldo casi doblaba al que ganaba en Firestone Iñaki lo rechazó. Otra vez su apego a la tierra. No quería dejar Bilbao y mucho menos Amorebieta, donde se había comprado una nueva casa de la que se sentía orgulloso. Tampoco quería que sus tres hijas, Irene, Begoña y Maite, se criaran fuera del País Vasco. Pese a que el propio director general de Firestone, Agustín Tellería, aunque no deseaba perder a su colaborador, le recomendó honestamente que aceptara, él seguía firme en su negativa. Fue su padre, José López Aurrecoetxea, quien finalmente le empujó a aceptar la oferta que marcaría su vida. Empezó su ascenso dentro del gigante norteamericano.
El año 93 tenía que haber sido el de su consagración. A finales de diciembre de 1992, General Motors había hecho público el ahorro que la gestión de Superlópez había supuesto para la compañía en apenas seis meses de trabajo. Los suministradores norteamericanos, que, desde su llegada a Detroit seis meses antes habían mostrado una cierta oposición a sus métodos, comenzaban a aplaudirlos. Poco a poco, las empresas iban aceptando las mejoras en sus sistemas de producción que les proponían los hombres del equipo del ejecutivo vasco a cambio de contratos que les garantizaban el suministro en exclusiva de las piezas que produjeran durante toda la vida del vehículo.
Atrás quedó el estupor y las protestas que había generado el anuncio, cuando apenas llevaba un mes como vicepresidente mundial de Compras, de que todos los contratos de suministro que tenía General Motors quedaban en suspenso. En algunos casos suponía romper acuerdos con empresas que siempre habían trabajado para la compañía, incluso con empresas de la propia General Motors. Todo esto provocó críticas y amenazas que Jack Smith, el presidente ejecutivo de General Motors, frenó una tras otra.
La protección de Jack Smith cimentó la idea de que López de Arriortúa jamás podría dejar el grupo norteamericano. Desde su entrada, gracias al respaldo de Hans Huskes, primero director de Producción y posteriormente presidente de General Motors España, pudo poner en práctica sus métodos, que posteriormente fueron adoptados por General Motors Europa en todas sus factorías y que terminarían por convertir a esta filial en la empresa fabricante de automóviles más eficiente del mundo.
Fue en esa época cuando conoció a Jack Smith, que había sido nombrado presidente de General Motors Europa. Hombre con fama de buen gestor, estaba intentando poner en orden la filial europea que, por entonces, generaba grandes pérdidas. Él fue quién le hizo escalar posiciones. Primero, hasta la dirección general de compras de Adam Opel AG y, posteriormente, hasta la vicepresidencia europea del área. Y cuando, en marzo de 1992, fue elevado a la presidencia ejecutiva de General Motors tras la revolución de los directores generales, le llamó rápidamente a Detroit, para que desde allí impusiera su sistema de trabajo y sacara a la central norteamericana del caos. Sin embargo, a finales de 1992, mientras todo parecía rodar perfectamente para López de Arriortúa en General Motors, él ya había tenido su primer contacto con Ferdinand Piëch, que acababa de ser designado sucesor a la presidencia de Volkswagen.
Piëch, hasta entonces presidente de Audi, una de las marcas del grupo alemán, se había encontrado con una situación desesperada. La pesadez de las estructuras del grupo en Alemania era tal que sería imposible evitar las pérdidas. Bien relacionado con las industrias del sector, fue Hans Merkle, el presidente del Consejo de Administración de Bosch, quien le propuso tener un encuentro con López de Arriortúa. La primera entrevista se celebró en el Hotel Sheraton del aeropuerto de Francfort, aprovechando uno de los habituales viajes que Iñaki hacía a Europa para asistir a las reuniones de General Motors.
Aunque aquella entrevista cambiaría su vida, Iñaki no se hubiera ido de General Motors si no hubieran concurrido tres circunstancias. La primera era que Margari, su mujer, que se había adaptado perfectamente a la vida en Alemania, no conseguía amoldarse a la vida en Bloomfield Hill, el barrio residencial de Detroit en donde viven todos los magnates del sector. Su familia sufrió un cierto vacío después de la decisión de Arriortúa de dejar en suspenso los contratos de suministro. Incluso llegó a recibir amenazas telefónicas. Un día, sus dos perros amanecieron degollados.
El segundo detonante del abandono fue de orden interno. En la cúpula de General Motors alguien comenzó a moverse para intentar controlar el creciente poder que iba adquiriendo el ejecutivo vasco. Aunque en un organigrama de la compañía publicado por el semanario Automotive News, Superlópez figuraba en el puesto setenta del escalafón, en realidad disponía de más capacidad ejecutiva que la mayoría de los vicepresidentes que le precedían. Sobre todo, porque dependía directamente de Jack Smith, el gran jefe. William Hoghlund, el vicepresidente financiero, había intentado que dependiera de él. Una rápida llamada a Smith solucionó el problema, pero a Iñaki le quedó un sentimiento de amargura.
La tercera circunstancia que propició su marcha fue la famosa planta de Amorebieta. Un sueño en el que López de Arriortúa había empeñado su prestigio. Basándose en las promesas que le fueron hechas por Jack Smith, Iñaki llegó a adquirir un compromiso personal muy serio con empresas, instituciones bancarias y personalidades del País Vasco con el objetivo de romper la tendencia de huida de empresas de su tierra y montar allí la fábrica de automóviles más avanzada del mundo. Y se sintió traicionado cuando supo que esa planta nunca se construiría en su pueblo.
Amigo personal de Xabier Arzalluz, Arriortúa había conocido a José Alberto Pradera, diputado general de Álava, siendo todavía vicepresidente de General Motors Europa y se sintió involucrado por la preocupación que éste le manifestó en cuanto al futuro industrial del País Vasco. Por eso, cuando López comenzó a tener perfilado su proyecto sobre un nuevo modelo de fábrica de automóviles, pensó que quizá podría establecer la planta piloto en el País Vasco y más concretamente en Amorebieta, en donde el gobierno vasco disponía ya de unos terrenos que podrían serle útiles.
Comentó la idea a Pradera quien, en pocos meses, puso en marcha un proyecto de financiación en el que colaboraban el Banco Bilbao Vizcaya , la Caja de Ahorros de Vizcaya, el Grupo Mondragón, Iberdrola, y algunas empresas más. Todo esto ocurría durante 1991, año en que la propuesta fue presentada a General Motors.
Hasta la llegada de Iñaki a Detroit no se conoció la existencia del proyecto. Pero entonces, la cúpula directiva prácticamente había tomado ya la decisión de que no sería el País Vasco el escenario de la factoría en el caso de que se construyera. Aunque eso no lo sabía todavía Arriortúa. La primera indiscreción sobre la cancelación del proyecto español la cometió Bill Hoghlund durante la recepción de General Motors en el Salón del Automóvil de Detroit. Allí, el responsable de finanzas de la compañía americana aseguró que se había cancelado el proyecto. Iñaki pidió explicaciones y Jack Smith, para no dejarle en mal lugar, aceptó firmar una carta en la que se decía que la fábrica había quedado congelada pero no cancelada, a la espera de tiempos mejores.
Al saber que General Motors no construiría una fábrica modelo en su pueblo, Amorebieta, llamó furioso a Volkswagen para aceptar su oferta de trabajo. Así empezó la guerra.
Desde ese momento y hasta el ocho de marzo no hubo más novedades sobre la planta de Amorebieta. Ese día, ante su asombro, en la reunión de estrategias futuras de la compañía, Lou Hughes, con el que nunca tuvo una buena relación y que había asumido la presidencia de General Motors Europa, anunció que la fábrica que había ideado el español se localizaría en un país de la Europa del Este. Al saber que no habría fábrica para su pueblo y sus amigos, que le habían nombrado Cónsul Honorario en junio de 1992, furioso, llamó a Ferdinand Piëch para explicarle que estaba decidido a dar el salto.
El día 10 de marzo voló a Detroit. Nada más llegar se entrevistó con Jack Smith para comunicarle su decisión de marcharse. Pero el presidente de General Motors no estaba dispuesto a dejar escapar fácilmente a su colaborador. El viernes día 12 visitó a los López en su casa acompañado de Rick Wagoneer y de Harry Pearce; los tres principales ejecutivos de la compañía eran defensores del español. Le dijeron que ellos se encargarían de deshacer el contrato con Volkswagen y Smith le ofreció la vicepresidencia de Operaciones en América del Norte, lo que implícitamente significaba convertirle en el número dos de la compañía.
No consiguieron hacerle cambiar de opinión. Al día siguiente Jack Smith volvió a la carga, acompañado por su mujer. López terminó por ceder y llamó a Piëch para pedirle disculpas. Éste le ofreció aplazar un año su incorporación a Volkswagen. Iñaki aceptó.
El lunes siguiente volvió a su despacho dispuesto a seguir en General Motors. Revisó el discurso en el que anunciaría a la prensa su continuidad y recibió a Harry Pearce, quien le anunció que su nombramiento acababa de ser aprobado. Pero a continuación cometió el error que convirtió al ejecutivo español en un hombre de Volkswagen. Le presentó a la firma un contrato por cinco años. Iñaki se negó a firmarlo y, en ese momento decidió volver a su casa, coger a su familia y volar a Alemania.
Mientras viajaba hacia Francfort, Francisco García, que le acaba de suceder como responsable de compras de General Motors, entregaba a Harry Pearce una carta de dimisión dirigida a Jack Smith. Al día siguiente, Lou Hughes pedía a Pearce que registraran el despacho de López de Arriortúa para verificar si estaba toda la documentación confidencial que, por su cargo, manejaba. Echaron documentos en falta. Sus más directos colaboradores decidieron pasarse también a Volkswagen. Y estos, a su vez, contactaron con otros ejecutivos de General Motors para ofrecerles que les siguieran en el cambio.
Todo esto hizo temblar a los dirigentes de General Motors que terminaron presentando una solicitud de amparo ante la Justicia alemana. Siguió una nueva demanda por espionaje industrial ante la fiscalía de Darmstadt, después de que Harry Pearce solicitara por escrito a Arriortúa que él y sus colaboradores devolvieran los documentos que tuvieran en su poder. Empezaba la guerra.
Desde entonces, López ha vivido bajo la presión de los Tribunales que en sus primeras decisiones le fueron favorables. General Motors, en vista de la lentitud de la Justicia en Alemania, decidió llevar su demanda ante el Tribunal de Distrito de Detroit, que ha mostrado mucha más diligencia y ha conseguido asustar al consejo de administración de Volkswagen. Su presidente, Klaus Liesen, quiso pactar una salida que acabó forzando la dimisión del español.
Después de tres largos años de batalla, acaparando titulares de la prensa, Iñaki López de Arriortúa se ha convertido en la pieza de la discordia. Ángel o demonio, sus métodos de trabajo han revolucionado el sector del automóvil, donde nadie discute su eficacia.
La batalla legal de General Motors contra él y contra Volkswagen concede a sus ideas el valor que realmente tienen. Los dos gigantes del automóvil aplican sus métodos y su modelo de fábrica está en marcha, aunque nunca haya conseguido llevarla a cabo en Amorebieta, junto a su casa. Ahora, con una cadena de procesos legales sobre su espalda, Superlópez está montando una empresa de asesoramiento. Y anuncia su vuelta con las mismas ideas.
López ha imaginado una factoría de alta rentabilidad con el mínimo desembolso por parte de la marca y una plantilla reducida, donde la mayor parte de los procesos deberían ser realizados por personas dependientes de los suministradores.La marca se encarga de la estampación, montaje, soldadura y pintura de los coches. Una vez terminada esta operación, la cadena iría entrando en los talleres de los suministradores, en donde sus operarios montarían los diferentes órganos, suspensiones, cableado, dispositivo de frenos, dirección, etc.
Los motores vendrían de las fábricas que la marca tiene dedicadas a su producción y su montaje sería la segunda operación de la que se encargarían sus trabajadores. Una vez montados los motores, los diferentes suministradores de guarnecidos, asientos, faros, etc, terminarían el proceso de montaje antes de que el coche cayera en manos de los hombres de la estación final de control de calidad, evidentemente de plantilla de la marca (General Motors, Volkswagen o la que pudiera contratar sus servicios). Los controles de calidad previos, pieza por pieza, son responsabilidad de los propios suministradores. Es el sistema just in time de los japonses llevado hasta sus últimos extremos.
La marca debería negociar con los suministradores no sólo el abastecimiento de piezas, sino su montaje. La plantilla propia del fabricante quedaría reducida a un tercio. Arriortúa ha podido hacer realidad su proyecto en Volkswagen en Brasil, un país que le ha conquistado. La nueva factoría, inaugurada a primeros de noviembre en Resende, responde exactamente a sus planteamientos. Sólamente ha fallado un detalle del plan de Superlópez: el milagro no se ha producido en el País Vasco, como General Motors y Volkswagen le habían prometido
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=----------------------------------------------------------------------= "Echelon" contra "Superlópez" (I) =----------------------------------------------------------------------= [Extraído del libro "Libertad Vigilada", de Nacho García Mostazo, con permiso del autor. Más información en http://www.libertadvigilada.com ] Primera parte, capítulo 27: El informe definitivo de la Comisión Echelon menciona al menos una decena de casos en los que está probado que las agencias de inteligencia norteamericanas intervinieron para lograr importantes beneficios para sus empresas. Uno de ellos es el caso del ingeniero español José Ignacio López de Arriortúa. En Alemania, país natal del ponente de la Comisión Echelon, Gerhard Schmidt, la polémica contratación de López de Arriortúa tuvo un gran eco en los medios de comunicación. A mediados de marzo de 1993, pasó de ser el "número dos" de la empresa norteamericana General Motors, la mayor corporación industrial del mundo y casa matriz de la alemana Opel, a un puesto similar en su principal competidora, la germana Volkswagen, primer fabricante europeo de automóviles. El caso merecio el interés del ponente, que lo menciona en el informe de la Comisión Echelon por la presunta participación de la NSA en defensa de su industria. "Superlópez", como se le conocía en España por sus eficaces métodos de gestión, inició su meteórica carrera en General Motors, donde revolucionó las relaciones con los proveedores, logrando un importante ahorro a la compañía. Debido a su éxito, los patronos de GM en Estados Unidos llamaron al ingeniero español para que se incorporase a l*os cuarteles generales de la corporación industrial, situados en Detroit (Michigan). El 1 de mayo de 1992, López de Arriortúa era nombrado vicepresidente y director de compras de GM. La empresa empezó a aplicar de inmediato sus planes. Arriortúa prometía un ahorro de decenas de millones de dólares y sus planes se cumplían a la perfección, de modo que General Motors empezó a ver casi de inmediato el resultado del nuevo sistema aplicado por el ejecutivo y su equipo de colaboradores. [1] Nacido en Amorebieta, Vizcaya, José Ignacio López de Arriortúa albergaba un sueño desde que se incorporó a GM: instalar una fábrica de automóviles en su pueblo natal. El proyecto se llamaba "Planta X" y allá donde fuera López se lo presentaba a sus superiores. Tras la aplicación de su exitoso plan de compras en la General Motors de Detroit, basado en un sistema que él denominaba "Picos", el evolucionario vicepresidente creyó que se daba la coyuntura necesaria para poner su sueño sobre la mesa del presidente, Jack Smith. Tras estudiarlo a fondo, Smith sólo pudo prometer a López que se construiría la "Planta X" entre 1998 y 1999, pero no lo puso por escrito, como al parecer pedía el ingeniero español. [2] En esas fechas, la compañía alemana Volkswagen no pasaba por sus mejores momentos. También afincada en España tras adquirir Seat, VW tenía ciertas dificultades que posiblemente se solventarían aplicando el programa "Picos" diseñado por Arriortúa. Se desconoce si fue el ingeniero vasco quien contactó primero con Volkswagen o si fue su presidente, Ferdinand Piëch, nieto del fundador de Porsche, quien le llamó, pero lo cierto es que el 8 de marzo de 1993, con ocasión de una reunión en la fábrica de Opel en Rüsselsheim (Alemania), López de Arriortúa telefoneó al presidente de GM en Detroit para comunicarle que abandonaba la empresa. Al parecer, Piëch se había comprometido con él a construir la "Planta X" de Amorebieta. El ingeniero español regresó a Estados Unidos, donde Jack Smith, acompañado por un grupo de ejecutivos de GM, le visitaron en su casa para disculparse y hacerle una nueva oferta. Querían a toda costa que se quedara en Detroit. Según publicó años más tarde el diario norteamericano USA-Today, Smith le dijo que había cometido un error con respecto a la factoría de Amorebieta y que estaba dispuesto a estudiar nuevamente el proyecto. López acordó permanecer momentáneamente en GM y habló por teléfono con el presidente de Volkswagen. Ferdinand Piëch le dijo que siguiera con el fabricante estadounidense durante un año más y luego se fuera a Alemania para ingresar en VW. Pero el 12 de marzo, un abogado de GM pidió a López que firmara un contrato por cinco años, lo que sorprendió al ejecutivo, que en ese momento ya sólo pensaba en quedarse un año más llí para luego regresar a Alemania con Volkswagen. "Superlópez" interpretó la oferta como un síntoma de que GM había perdido su confianza en él. [3] El lunes 15 de marzo, López de Arriortúa regresó a su despacho en General Motors. No había rechazado aún el nuevo contrato, pero tampoco lo había firmado. El consejo de administración acababa de aprobar por unanimidad su ascenso a vicepresidente ejecutivo y responsable de operaciones en América del Norte. La compañía incluso convocó una rueda de prensa para anunciar la noticia. López, a sus 52 años, se iba a convertir en uno de los ejecutivos más importantes de Estados Unidos. Sin embargo, el ingeniero desapareció repentinamente de General Morots dejándole una nota de su puño y letra al presidente, Jack Smith. Un amigo de López se ocupó de entregársela en mano. En la carta, el ejecutivo español dimitía por segunda vez en cinco días. "Puede parecer un acto de cobardía" pero "es la acción más valiente de mi vida. Jack, perdóname y trata de entenderlo. Lo siento", escribió. El presidente de General Motors quedó desconcertado. Faltaban apenas dos horas para que se celebrara la rueda de prensa donde anunciaría el ascenso de López de Arriortúa, pero el ingeniero había huído. "Hoy me disponía a anunciar que Iñaki López seguía con General Motors y asumiría nuevas responsabilidades. Desgraciadamente, hace muy poco tiempo me ha enviado una carta en la que no acepta el cargo y dice que se va. No sé cuáles son sus intenciones o dónde se encuentra en este momento", afirmaba Smith en una nota que se distribuyó a los periodistas en la sede central de GM. [5] López de Arriortúa reapareció en Alemania un día después, el 16 de marzo de 1993, donde fue nombrado director de compras y de optimización de la producción en Volkswagen. El 22 de marzo, siete colaboradores del ingeniero vasco (cinco de GM en Detroit y otros dos de Opel en Alemania) le siguieron a Volkswagen. Desde ese momento se inició una carrera judicial que se prolongó asta el año 2001. Opel presentó una denuncia contra "Superlópez" en la fiscalía de Darmstadt (Alemania) bajo la acusación de "espionaje industrial". Diversos registros en su despacho, su residencia y las viviendas de sus colaboradores concluyeron con la intervención judicial de cajas de documentos que podrían probar algunas acusaciones contra el ingeniero. Apoyados por Opel, algunos medios de comunicación alemanes, como la revista Der Spiegel, inciaron una batalla contra López de Arriortúa que también terminó en los tribunales. Por su parte, Opel y Volkswagen empezaron a inercambiarse comunicados en la prensa acusándose mutuamente de espionaje. [7] Entre tanta incertidumbre, López de Arriortúa dedicó los tres años siguientes a aplicar sus planes de gestión en Volkswagen. Pese al complicado panorama judicial que se abría ante sí, a su puerta llamaron otras empresas, industrias y consorcios para tratar de contratarle. Pero el ejecutivo tenía la promesa de Ferdinand Piëch para instalar la planta automovilístoca en Amorebieta y se mantuvo fiel a Wolkswagen, cuyos abogados iban de juzgado en juzgado, resolviendo causas abiertas contra él y su empresa. Sin embargo, en 1996 cambiaron las tornas cuando el Gran Jurado del Tribunal Federal de Detroit aceptó una demanda de General Motors y Opel contra López y Volkswagen. El dominical alemán Welt am Sonntag publicó un amplio reportaje donde afirmaba tener en su poder una copia de la demanda por daños y perjuicios presentada el 7 de marzo de 1996 ante los tribunales de Detroit. La querella ocupaba 99 páginas y en ella se acusaba a Ferdinand Piëch, a López y a sus colaboradores, a quienes definía como "guerreros", de violar al menos diez leyes norteamericanas bajo los cargos de "sustracción y explotación ilegales de derechos y secretos empresariales ajenos", "acuerdos conspirativos para actos lesivos" y "conspiración criminal", entre otros. Según el rotativo alemán, la demanda no era más que "un guión listo para ser filmado", porque no aportaba ninguna prueba para sustentar la acusación. La querella presentada en Detroit no preocupaba demasiado a Volkswagen, pero el consorcio alemán temía que su admisión a trámite contagiara a la fiscalía de Darmstadt, que ya llevaba casi tres años instruyendo una causa contra López tras la denuncia presentada por Opel. En enero de 1996, la fiscalía anunció que sus pesquisas habían terminado y varios medios de comunicación alemanes insinuaban que en pocos meses se presentaría un pliego de cargos contra el ingeniero español. En este caso, decían, la causa sí contaría con pruebas contundentes Acosado ante el rumor cada vez más insistente, López vio desvanecerse su sueño de la "Planta X" y presentó su dimisión ante el consejo de vigilancia de Volkswagen, que aceptó su renuncia el 29 de noviembre de 1996. [9] El 11 de diciembre de 1996, apenas dos semanas después de la dimisión de "Superlópez", la fiscalía de Darmstadt presentó el pliego de cargos. López de Arriortúa y sus colaboradores eran acusados de haber preparado concienzudamente un plan de espionaje industrial y de haberlo llevado a cabo sistemáticamente contra su antigua empresa, General Motors, meses antes de dejarla, en 1993. Contaba con pruebas obtenidas en los sucesivos registros llevados a cabo tanto en la casa como en el despacho de "Superlópez", así como e la sviviendas de sus colaboradores más directos. La fiscalía había tomado declaración a 196 testigos, revisado 23.000 folios de actas y analizado el contenido de disquetes y cintas confiscadas que llenaría 2,25 millones de páginas si se imprimiesen. Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen, y su ya ex colaborador, José Ignacio López de Arriortúa, sabían que el caso abierto en Alemania estaba sobradamente documentaod y posiblemente concluiría con una sentencia condenatoria. [10] Así pues, los abogados de Volkswagen iniciaron una negociación con los de General Motors para tratar de llegar a un acuerdo extrajudicial, que se logró el 9 de enero de 1997. Aquel día, las dos grandes corporaciones industriales del automóvil firmaro un comunicado conjunto donde se detallaban algunos pormenores del acuerdo. VW se comprometió a abonar a GM cien millones de dólares y a comprar componentes a la GM estadounidense por un valor no inferior a los 1.000 millones de dólares durante un período de siete años. Fuentes empresariales decían entonces que si General Motors hubiera ganado uno de los dos procesos abiertos contra Volkswagen, la indemnización podría haber alcanzado los 7.000 millones de dólares, lo que llevaría a la quiebra al gigante alemán, de modo que el acuerdo era beneficioso para ambas partes. Pero tanto el Departamento de Justicia norteamericano como la fiscalía de darmstadt, en Alemania, dijeron que el pacto entre las empresas no ponía fin a los procesos judiciales. [11] Sin embargo, Genral Motors anunció inmediatamente la retirada de la demanda contra Volkswagen admitida a trámite en Detroit. Por el lado norteamericano, el caso parecía quedar cerrado, aunque no tardaría en volver a abrirse. En febrero de 1997, nuevamente la revista alemana Der Spiegel publicaba otro reportaje donde se acusaba a los colaboradores de López de Arriortúa de integrar una red de cobro de comisiones ilegales a los proveedores de General Motors y de Volkswagen. El Departamento de Justicia norteamericano inició una investigación a propósito de tales acusaciones, pero finalmente no se pudo probar que López y sus colaboradores se hubieran aprovechado de su posición para cobrar sobornos. [12] Tras abandonar Volkswagen, López de Arriortúa volvió a España, donde fijó su residencia en el País Vasco. A través de una nueva empresa, la consultora López de Arriortúa y Asociados, S.A., el ingeniero pasó a ser asesor de industrias y administraciones públicas. La vida parecía volver a la normalidad, aunque el proceso judicial abierto en Darmstadt seguía adelante y el ingeniero tendría que sentarse ante un tribunal en breve. Sin embargo, el 8 de enero de 1998 sufrió un grave accidente automovilístico. El coche en el que viajaba por la Nacional I chocó contra un camión a la altura del término municipal de Cogollos (Burgos). El industrial fue ingresado en el hospital General Ya¨gue de Burgos en estado "muy grave". Su recuperación fue lenta y penosa. Estuvo tres meses en coma y finalmente quedó incapacitado "para cualquier actividad laboral", segun informes médicos posteriores.
[13] El 27 de julio de 1998, con López de Arriortúa aún convaleciente, la fiscalía de Darmstadt anunciaba el sobreseimiento del proceso contra él y tres de sus colaboradores tras alcanzar un acuerdo con los abogados del industrial. El juzgado consideró que, tras el accidente de "Superlópez", el proceso tendría numerosas dificultades jurídicas, su duración sería muy larga y el propio López podía retrasarlo a causa de su delicado estado de salud. El pacto obligaba al ingeniero a pagar una multa de 400.000 marcos alemanes (235.000 dólares).
[14] Pero su largo peregrinale por los juzgados no iba a terminar ahí. Aunque General Motors había retirado la demanda, el Gobierno de Estados Unidos intentó resucitar el caso de espionaje industrial admitido a trámite en Detroit. El 23 de mayo de 2000, el Departamento de Justicia anunció la presentación de seis cargos contra el industrial español por los que podría enfrentarse a cinco años de cárcel y a una multa de hasta 60.000 dólares. Su abogado en Norteamérica dijo que "el señor López niega haber violado las leyes estadounidenses". El Gobierno norteamericano alegaba tener pruebas para demostrar que "Superlópez" y sus colaboradores se habían llevado documentos secretos de General Motors para utilizarlos en Volkswagen, aunque cuando GM y Opel pidieron la devolución del material, López y otros "destruyeron muchos de los documentos que había robado". El Departamento de Justicia también anunció que pediría la extradición de "Superlópez", pero su abogado ya adelantó que, tras el accidente de tráfico, el empresario estaba bajo tratamiento y los médicos "encuentran que ha sufrido significativas pérdidas de memoria y daños cerebrales." [15] ... [1]. Agencia Efe. "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN / Cronología de un escándalo." Teletipo. Bonn, 29 de noviembre de 1996. [2]. Agencia Efe. "GM-SUPERLÓPEZ / López Arriortúa se despidió de GM con un 'perdóname'." Teletipo. Washington, 4 de febrero de 1997. [3]. Íbid. [4]. Íbid. [5]. Íbid. [6]. Agencia Efe. "GENERAL MOROTS / López de Arriortúa abandona GM de forma espectacular." Teletipo. Washington, 15 de marzo de 1993. [7]. Agencia Efe. "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN / Cronología de un escándalo." Teletipo. Bonn, 29 de noviembre de 1996. [8]. Agencia Efe. "VOLKSWAGEN-LÓPEZ / GM-VW: Un largo pliego de acusaciones y ni una sola prueba." Teletipo. Hamburgo, 24 de marzo de 1996. [9]. Agencia Efe. "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN / López Arriortúa tira toalla en VW para fundar empresa propia." Teletipo. Bonn, 29 de noviembre 1996. [10]. Agencia Efe. "RFA-SUPERLÓPEZ / Fiscalía Darmstadt dictó procesamiento López Arriortúa." Teletipo. Darmstadt, 11 de diciembre de 1996. [11]. Agencia Efe. "GM-LÓPEZ / Con acuerdo finaliza disputa entre General Motors y Volkswagen." Teletipo, 9 de enero de 1997. [12]. Agencia Efe. "AUTOMÓVIL-CORRUPCIÓN / López Arriortúa y Gutiérrez, sospechosos ser miembros 'La Red'." Teletipo. Berlín, 16 de febrero de 1997 [13]. Agencia Efe. "AUTOMÓVIL-ARRIORTÚA / López de Arriortúa en estado muy grave tras accidente de tráfico." Teletipo. Cogollos (Burgos), 8 de enero de 1998. [14]. Agencia Efe. "AUTOMÓVIL-SUPERLÓPEZ / Juzgado confirma sobreseimiento proceso López deArriortúa." Teletipo. Darmstadt, 27 de julio de 1998. [15]. Agencia Efe. "EEUU-ARRIORTÚA / Justicia resucita caso espionaje industrial contra 'Superlópez'." Teletipo. Washington, 23 de mayo de 2000. =----------------------------------------------------------------------= "Echelon" contra "Superlópez" (II) =----------------------------------------------------------------------= [Extraído del libro "Libertad Vigilada", de Nacho García Mostazo, con permiso del autor. Más información en http://www.libertadvigilada.com ] Primera parte, capítulo 27: El Gobierno de Estados Unidos solicitó formalmente la extradición a España en junio de 2000. La Audiencia Nacional instruyó el caso y los trámites se prolongaron durante un año. El 21 de mayo de 2001, López de Arriortúa acudió a la Audiencia para testificar, donde dijo en su defensa que "soy español, no confío en la justicia norteamericana y las acusaciones son falsas". Durante su declaración, el magistrado de la sala le vio muy nervioso y le preguntó si necesitaba algo para sentirse más cómodo. "Superlópez" le pidió que le pusiera "un cafelito, por favor". Fingiera o no sobre su estado de salud mental, lo cierto es que la Audiencia Nacional denegó su extradición el 19 de junio de 2001. Según su abogado en España, Manuel Ollé, "Superlópez" dijo que nunca había estado más orgulloso de su país, de la Justicia y de los jueces españoles. Para el letrado, la demanda de extradición estaba "absolutamente infundada", era un "fraude de ley" y el procedimiento "estaría condenado al fracaso, ya que los hechos que se le imputan no serían constitutivos de delito en España, además de estar prescritos". Por último, Manuel Ollé enunció una pregunta retórica: "¿Qué delito es hablar por telétono o por vía telegráfica?, que es de lo que acusan a mi cliente". [16] En efecto, cuatro de los seis cargos del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra López se enunciaban de este modo: "Fraude mediante el uso de comunicaciones por cable o electrónicas", según se puede leer en la "Pieza de Convicción C" del pliego presentado por el Gobierno estadounidense ante la Audiencia Nacional española. En dicho documento, al que tuvimos acceso durante nuestra investigación, la agente Pamela A. Matson, del FBI, presente una declaración jurada donde reconoce tener pruebas contra López de Arriortúa, aunque en ningún momento explica cómo se obtuvieron algunas de ellas, ya que menciona cuatro "registros telefónicos" que parecen ser, en realidad, producto de la interceptación de las comunicaciones. Matson, que dirigió la investigación contra "Superlópez" desde la oficina del FBI en Detroit, afirma: "En el curso de esta investigación he entrevistado e interrogado a numerosos individuos [...] que poseen información sobre las actividades delictivas del señor López. Asimismo, he examinado registros telefónicos, comerciales, de bandos y hoteles que corroboran la información proporcionada por dichos testigos". [17] A propósito de los "registros telefónicos", la agente del FBI menciona cuatro: una llamada telefónica, un transmisión electrónica de datos y dos transmisiones por fax. Pero todos estos registros se produjeron antes de que López fuera demandado ante los tribunales, por eso cabría preguntarse cómo es posible que el FBI tuviera acceso a los mismos. Incluso también podríamos preguntarnos si las comunicaciones de López de Arriortúa estaban intervenidas bajo una orden judicial o si, por el contrario, el ingeniero era uno de tantos objetivos del espionaje masivo de las comunicaciones llevado a cabo por Estados Unidos. La respuesta, por lo que se deduce de las explicaciones de la agente Matson, parece ser más bien la segunda, porque las cuatro comunicaciones que le sirven como prueba fueron conexiones internacionales, de lo que cabe suspechar que la NSA intervino las comunicaciones de "Superlópez" mientras era un directivo de General Motors, antes de que cometiera ningún presunto delito y sólo bajo la sospecha de que sus comunicaciones estuvieran intervenidas por simple rutina, como hace habitualmente la NSA. Según la agente Matson, de los cuatro registros que menciona, la llamada telefónica se produjo el 18 de diciembre de 1992, cuando López de Arriortúa solicitó a un empleado de la fábrica de Opel en Russelsheim, Alemania, que le enviara listas impresas de una base de datos confidencial conocida por el nombre de EPOS. Según la declaración jurada de Pamela A. Matson, "estas listas contenían información confidencial sobre compras, incluidos los precios pagados por Opel a los proveedores de piezas europeos. Esta información -añade la agente del FBI- sería muy valiosa para los competidores de GM-Opel en el mercado europeo. El señor López pidió específicamente que los datos del sistema EPOS se clasificaran según el nombre del proveedor, o sea, un formato que no se había utilizado anteriormente en la GM-Opel", concluye. Con respecto a la llamada telefónica en sí, Pamela A. Matson subraya que fue una comunicacion internacional "desde Warren, Michigan, a Russelsheim, Alemania". A continuación la agente se refiere al segundo registro telefónico y detalla que, "el 19 de diciembre de 1992 [...], con el fin de producir las listas impresas en Estados Unidos, la GM-Opel tuvo que enviar una gran cantidad de información por medio de comunicaciones por cable o electrónicas desde Russelsheim, Alemania, a Troy, Michigan. La transmisión de la serie de datos de EPOS y la impresión de las listas [...] costó a la GM-Opel 17.500 dólares, aproximadamente". Más adelante, Pamela A. Matson explica que en febrero de 1993, López de Arriortúa pidió a un empleado de GM-Opel que recopilara nuevos documentos con información confidencial sobre los "costos incurridos por GM-Opel en fabricar sus coches. Esta información fue utilizada para comparar los costos de GM-Opel con los costos estimados incurridos por sus competidores en fabricar coches equivalente", dice. "Este material (...) fue recopilado por uno de los subordinados del señor López de varios lugares de Europa y Estados Unidos -asegura- por orden del señor López." La agente del FBI detalla también que, "como parte de este esfuerzo de recopilación, el cómplice del señor López envió una carta por fax desde Michigan a Russelsheim, Alemania, en la fecha del 23 de febrero de 1993". Éste es el tercer registro telefónico al que se refiere Matson en su declaración jurada. Las tres comunicaciones aportadas hasta ahora como pruebas contra "Superlópez" se produjeron antes incluso de que el ingeniero firmara su contrato con Volkswagen, mientras que el cuarto registro telefónico se produjo después, el 15 de abril de 1993. Se trata de un fax remitido por "Superlópez" desde Wolfsburg, Alemania, a la sede central de General Motors, en Detroit. La agente Matson dice que, tras la marcha de "Superlópez" y de algunos de sus colaboradores más cercanos, empleados de General Motors registraron sus oficinas y no pudieron localizar documentos confidenciales que la compañía estadounidense valora en "más de un millón de dólares". "A la vista de estos hechos -explica la agente-, GM-Opel entregó o envió cartas al señor López y a otros ex directivos recordándoles su obligación fiduciaria de mantener confidencial toda la información [...] que habían obtenido durante su empleo [...] y pidiéndoles que devolvieran todos los documentos e información de propiedad de GM-Opel que tenían en su posesión. En cartas enviadas por fax a GM en Detroit desde Alemania - - - -añade-, el señor López negó que él hubiera tomado documentos de GM-Opel. Éstas cartas eran falsas y engañosas, ya que el señor López y sus cómplices se habían llevado con ellos a Volkswagen un gran número de documentos", concluye. Algunos de estos "registros telefónicos", como los llama el FBI, pudieron recibirlos de manos de la propia empresa denunciante, como el fax enviado por un colaborador de Arriortúa a Alemania, o la respuesta de "Superlópez" a General Motors afirmando que no se había llevado documentos confidenciales. Pero en cuanto a la transmisión de datos electrónicos entre Alemania y Estados Unidos, ya no estaría tan claro si General Motors pudo tener acceso a su contenido, salvo que espiara a López de Arriortúa o que revisara su ordenador una vez que el industrial se marchó a Alemania. No obstante, parece obvio que un hombre tan inteligente como "Superlópez" no iba a dejar en la bandeja del correo entrante de su ordenador una prueba de tanto peso en su contra. En cuanto a la primera llamada telefónica mencionada por la agente Matson, no cabe duda de que dicha prueba se obtuvo por medio del espionaje, salvo que el FBI interrogara al empleado de Opel que habló con Arriortúa y lo dedujese de su testimonio. Pero en cualquier caso, todas estas pruebas mencionadas por Pamela A. Matson en su declaración, son comunicaciones que se produjeron antes de que General Motors denunciara a López de Arriortúa y, por tanto, no sirven para sustentar la acusación porque son ilegales, al menos en España. No obstante, para la materia que aquí nos ocupa, la declaración jurada de una agente del FBI es una confirmación oficial de que las autoridades estadounidenses se sirven del espionaje ecnológido exterior para ayudar a sus empresas. La misma certeza es compartida por el investigador Erich Schmidt-Eenboom, capitán en la reserva del Ejército Federal alemán y especialista en temas de inteligencia militar, además de autor de varios libros de referencia sobre el espionaje tecnológico. Según este investigador, "Echelon" intervino una videoconferencia mentenida a principios de 1993 entre Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen, y José Ignacio López de Arriortúa, en aquellas fechas todavía vicepresidente y director de compras de General Motors. La intervención se hizo desde la base "Echelon" de Bad Aibling, en Alemania. Schmidt-Eenboom desveló este hecho en el programa Frontal, de la cadena de televisión ZDF. Al parecer, según las fuentes consultadas por este investigador, el vídeo fue entregado por la NSA a las autoridades norteamericanas, que a su vez se lo dieron a GM como prueba de que López se había comprometido con Piëch a entregarle secretos industriales. Al parecer, el vídeo acabó en manos de Opel, que a su vez se lo pudo entregar a la fiscalía de Darmstadt sin explicar cuál era su origen. La fiscalía tampoco pudo usar la grabación como prueba, pero le sirvió para admitir la denuncia presentada por Opel e iniciar una investigación teniendo mucho más claro lo que había que buscar cuando se registraran la casa el despacho de "Superlópez". Según Erich Schmidt-Eenboom, la fiscalía tenía "informaciones muy detalladas" para la instrucción del caso. [18] Los datos aportados por la cadena de televisión ZDF, así como otros reportajes publicados en medios alemanes, llevaron al eurodiputado Gerhard Schmid a escribir en el informe definitivo de la Comisión Echelon que el objetivo de la NSA al entregar las supuestas escuchas a General Motors era la "protección de los secretos de empresa [...] que López deseaba facilitar a WV (listas de precios, planes secretos sobre una nueva fábrica de coches y nuevos utilitarios)". Según el Parlamento Europeo, "López es descubierto y el procedimiento judicial se detiene [...] mediante el pago de multas". [19] La mención, que es apenas un apunte en el informe de la Comisión Echelon, sirve sin embargo para aclarar cómo los abogados de GM y VW pudieron llegar a un acuerdo extrajudicial tan rápido, pues apenas estuvieron negociando un mes, concretamente entre diciembre de 1996 y enero de 1997. Para General Motors hubiera sido mejor obtener una cuantiosa indemnización tras ganar el proceso judicial, ya que, al margen de vídeo, en la fiscalía de Darmstadt había pruebas más que suficientes en contra de Arriortúa y de Volkswagen. En cambio, más bien parece que VW supiera de la existencia de las escuchas prácticamente desde la apertura del caso. De hecho, si la grabación era filtrada a algún medio de comunicación, las carreras de "Superlópez" y de Ferdinand Piëch, así como el futuro de Volkswagen, quedarían en entredicho para siempre. Pero la difusión de la grabación de la videoconferencia también podría perjudicar a General motors, porque posiblemente los abogados de Volkswagen acusarían entonces a la empresa norteamericana de haberle facilitado el vídeo a la fiscalía de Dramstadt y su instrucción se anularía automáticamente. Así pues, la mejor salida par ambos consorcios era el acuerdo extrajudicial al que llegaron en enero de 1997. Pero el "caso López" también parece crucial para entencer el apoyo del Gobierno alemán a la puesta en marcha de la comisión de investigación sobre "Echelon" en el Parlamento Europeo. Uno de los miembros del consejo de vigilancia de Volkswagen que aceptó la dimisión de Arriortúa a finales de 1996 era el entonces primer ministro de Baja Sajonia, Gerhard Schröder, quien se convertiróa en canciller alemán en 1998 y fue reelegido en 2002. Se desconoce si el político suop de la existencia del vídeo cuando aún no era canciller, pero aunque se hubiera enterado más tarde, es fácil que albergara un cierto resentimiento ante el espionaje tecnológico llevado a cabo por Estados Unidos, sobre todo por los apuros que pasó Volkswagen. No en vano, la marca automovilística es el bastón económico de Baja Sajonia, la región que entonces presidía Schröder. De hecho, su beligerante actitud contra "Echelon" no fue vista con buenos ojos en Washington. Además, cuando se hizo público el informe definitivo de la comisión del Parlamento Europeo, donde se afirmaba que "Echelon" es una herramienta "intolerable" si se usa "para conseguir ventajas competitivas", el documento llevaba la firma de otro alemán, Gerhard Schmid, miembro del partido socialdemócrata de Schröder. Como respuesta, la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana anunció por sorpresa el cierre de la base "Echelon" de Bad Aibling, en Alemania. La breve nota, publicada en su página de Internet el 3 de junio de 2001, decía que se devolvería el predio a las autoridades alemanas en 2003. Sin embargo, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, parece que el Gobierno estadounidense se echó atrás y decidió mantener abierta la estación de escuchas, que sigue funcionando en la actualidad. [20] [16]. Agencia Efe. "ARRIORTÚA-EXTRADICIÓN / Arriortúa dice quese siente más orgulloso que nunca de su país." Teletipo. Madrid, 19 de junio de 2001. [17]. Procedimiento del Gran Jurado. Asunto 98-6-33. Pieza de Convicción C. "Declaración jurada justificativa de la solicitud de extradición de José Ignacio López de Arriortúa". Firmada por Pamela A. Matson, agente especial del FBI ante Marc L. Goldman, juez de instrucción, el 17 de abril de 2000. Tribunal de Distrito Federal. Distrito Oriental de Michigan. División Sur. Pp. 118 a 127 según la numeración de la Audiencia Nacional, Madrid. Véase Anexo [al libro], Documento 5. [18]. Gerard Schmid (ponente). Op. cit. [19]. Íbid [20]. Agencia Efe. "EE.UU.-DEFENSA / EE.UU. cerrará estación de espionaje electrónico en Alemania." Teletipo. Washington, 3 de junio de 2001
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Publicado por VRedondoF para PEyT el 1/25/2010 12:50:00 PM